La muerte de Dulce Chacón apaga una de las voces más comprometidas.

Un cáncer fulminante trunca la prometedora trayectoria de la narradora extremeña de 49 años Dolor en el mundo de la cultura y la política por la desaparición de la autora que retrató la dignidad de los perdedores

Aunque se esperara el fatal desenlace, la muerte de la escritora Dulce Chacón causó enorme consternación y dolor en el mundo de la literatura y la edición. Lo restos de la escritora, que serán incinerados hoy en el cementerio madrileño de la Almudena, recibieron ayer el último adiós de familiares amigos y admiradores en el tanatorio madrileño del a M-30. Por su repentina desaparición se dolieron desde la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, hasta el premio Nobel de Literatura portugués José Saramago, gran valedor de su obra y amigo muy próximo de la narradora y poeta extremeña.

Dulce Chacón (Zafra, Badajoz, 1954), falleció en la noche del miércoles en su domicilio de Brunete (Madrid) a los 49 años edad y rodeada por su familia. Fue víctima de un cáncer de páncreas que minó su salud en poco más de un mes. Con su desaparición se trunca una de las carreras más prometedoras entre los escritores de su generación, según destacó ayer un destrozado José Saramago. Por su capilla fúnebre pasó ayer un rosario de amigos, admiradores, lectores y personalidades del mundo de la cultura, la literatura y la edición. Se dolían por la pérdida el escritor extremeño Luis Landero, el valenciano Manuel Vicent, el gallego Manuel Rivas o la barcelonesa Rosa Regás, quien recordaba «su bellísima literatura, inteligencia, bondad y gran corazón».

El Nobel portugués José Saramago, amigo muy próximo de la escritora extremeña estaba muy afectado por su muerte. «Una muerte tan instantánea y con tanto sufrimiento que ha supuesto un enorme mazazo» resumía el autor de ‘La balsa de piedra’. Saramago había leído el pasado mes de marzo junto a Chacón un manifiesto contra la Guerra de Irak que ponía fin a una masiva manifestación. «Me sorprendió lo consciente que era de su enfermedad y la enorme sonrisa con la que afrontaba una muerte que sabía próxima» se dolía Saramago. «Con una enorme sonrisa me dijo, a pesar de todo, que teníamos que volver a la Puerta del Sol, porque seguíamos siendo las moscas cojoneras del poder», evocaba muy emocionado el escritor portugués. También se emitían mensajes de condolencia desde el PSOE y PCE. «Nos queda la palabra: un arma, Dulce Chacón, cargada de futuro» la despedía el secretario general del PCE, Francisco Frutos. El PSOE de Mérida comunicaba que propondrá la concesión a título póstumo de la medalla de oro de Extremadura tras expresar su «hondo pesar» por la muerte de la escritora a al que se evocaba como «una mujer comprometida, defensora de las mujeres, de los derechos, la libertad y la paz».

Éxito tardío

Con su muerte desaparece de la escena literaria española una vital y capaz novelista y poetisa que alcanzó el éxito y el reconocimiento de crítica y público en los tres últimos años. Fue gracias al premio Azorín que obtuvo el año 2000 con la novela ‘Cielos de barro’, pero sobre todo gracias al galardón con el que la consagraron los libreros de Madrid el pasado año por ‘La voz dormida’, novela en al que daba voz a las mujeres que sufrieron la represión franquista. Dulce Chacón se dio a conocer como poeta y publicó varios poemarios antes de saltar a la narrativa. En 1992 salió a la luz su primer libro de poemas, ‘Querrán ponerle nombre’, al que siguió ‘Las palabras de la piedra’ (1993). Dos años después fue galardonada con el Premio de Poesía Ciudad de Irún 1995 por ‘Contra el desprestigio de la altura’. Parte su obra poética ha sido recogida en ‘Tarde tranquila’ y su antología poética, publicada en Italia, salió a la luz bajo el título ‘Omaggio alla poesia’. En 1999 presentó su último poemario, ‘Matar al ángel’, y un año después se estrenaba como dramaturga con la obra de teatro ‘Segunda mano’. ‘Algún amor que no mate’ (1966), fue su primera novela a la que seguirían ‘Blanca vuela mañana’ (1997), ‘Háblame, musa, de aquel varón’, y ‘Cielos de barro’, ganadora del Premio Azorín y en la que buceaba en el historial familiar.

Pero fue su última obra, ‘La voz dormida’ (2002), la que catapultaría su trayectoria como narradora. ‘La voz dormida’, que sería un gran éxito de ventas, es un homenaje a las mujeres que lucharon en el bando republicano y que, tras perder la guerra, sufrieron una inmisericorde represión por parte de las autoridades franquistas. Empleó casi cinco años en reconstruir la historia de un centenar de mujeres represaliadas tras la Guerra Civil, un amplio plantel de heroínas anónimas a las que puso voz, memoria y sentimiento para rebelarse contra «la tiranía del silencio». Sostenía Chacón que la más trágica y reciente historia de España se podría reescribir a través de estas mujeres, aunque, en su opinión, gran parte de la verdad permanecía silenciada.

Fecha: 05/12/2004
Fuente: Diario Montañés
Autor: Miguel Lorenci

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