Su vida

Bruno Alonso González es, sin duda, el artífice más destacado del socialismo en Cantabria y una figura señera, impresionante, por su talla moral y ética. Al margen de su actividad política, también impresionante, hay unanimidad entre los que le conocieron y trataron, fueran de izquierdas o de derechas, en que Bruno Alonso fue un socialista de honradez intachable, siempre beligerante y combativo contra la corrupción y las injusticias y desigualdades sociales.

Nació en Castillo Siete Villas, Arnuero/Cantabria (6-10-1887), y fallecido en el exilio, en México (19-I-1977). Procedía de una humilde familia campesina (su padre alternaba las labores del campo con el oficio de herrero) que se trasladó a Santander cuando él contaba con tres años. Con apenas doce entró a trabajar como aprendiz en una fragua, donde aprendió el oficio de metalúrgico al que se dedicó durante muchos años, trabajando entre otras empresas en Corcho, Solvay y la Compañía del Ferrocarril del Norte.

Siendo un adolescente se afilió a la Sociedad de Metalúrgicos de Santander, integrada en la Unión General de Trabajadores (UGT), y poco después al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Destacó rápidamente como sindicalista, siendo elegido en 1904 presidente de los metalúrgicos santanderinos, lo cual le supuso sufrir en varias ocasiones represalias patronales, persecuciones (a raíz de las cuáles hubo de marchar por dos años a Bilbao) y encarcelamientos, permaneciendo setenta días preso por su participación en la huelga general de agosto de 1917. Ese mismo año se creó el Sindicato Metalúrgico Montañés, siendo elegido Bruno Alonso como presidente, y en 1922 participó activamente en la fundación de la Federación Obrera Montañesa (FOM) de la UGT, siendo igualmente su primer presidente. A partir de entonces fue el dirigente más significado de un movimiento obrero cántabro fuerte y en plena expansión, actuando a lo largo de los años siguientes como presidente (1922-1923 y 1927-1930) y secretario general de la de la Federación Obrera Montañesa (1930-1933). Como representante del sindicato fue vocal obrero en la Junta Provincial de Reformas Sociales en 1922 y en la Delegación de Trabajo de Santander en los primeros años treinta.

Al poco de comenzar la Dictadura de Primo de Rivera, la colaboración de la UGT con los organismos del régimen se tradujo en la designación de Bruno Alonso como diputado provincial en enero de 1924, curiosamente por el distrito de Reinosa-Cabuérniga, nombramiento que el sindicalista rechazó por su carácter no democrático. Durante los años siguientes las tensiones originadas por diversos conflictos laborales provocaron más de un enfrentamiento de los ugetistas con el gobernador civil, el general Andrés Saliquet, lo que le costó a Bruno Alonso ser encarcelado en Potes durante seis meses en 1928. De acuerdo con el creciente posicionamiento en favor de la República del PSOE y la UGT, participó en la organización de la huelga general revolucionaria de diciembre de 1930, siendo nuevamente encarcelado.

Con motivo de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 se presentó como candidato a concejal del ayuntamiento santanderino dentro de la Conjunción Republicano-Socialista, resultando elegido, aunque más tarde renunció al cargo por sus numerosas ocupaciones. El 14 de abril, como presidente del Comité Revolucionario Provincial, se hizo cargo del Ayuntamiento de Santander y proclamó la República desde los balcones del Gobierno Civil. En las elecciones a Cortes Constituyentes de junio de 1931 Bruno Alonso fue el único representante del PSOE en la lista de coalición de la Conjunción Republicano-Socialista, resultando elegido con la mayor votación de todos los candidatos. Fue reelegido diputado por Santander en las elecciones de noviembre de 1933 (en el seno de una lista exclusivamente socialista) y en las de febrero de 1936 (dentro de la candidatura del Frente Popular), siempre como el candidato más votado de la izquierda. Fue uno de los diputados más activos de la minoría socialista en las Cortes, donde se ganó el sobrenombre del “diputado sin corbata” y destacó por sus intervenciones, siempre claras y alejadas de la retórica, tanto en los debates sobre aspectos de la actualidad política nacional, como a través de numerosos ruegos y preguntas al gobierno sobre temas relacionados con los intereses de la entonces provincia de Santander. En particular, sobresalió por su defensa de las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores cántabros, reclamando medidas para hacer frente al paro obrero por la crisis de la industria regional, especialmente aguda en la comarca de Campoo. Igualmente intervino y realizó numerosas gestiones en relación con la defensa de las subvenciones a la Universidad Internacional de Verano de Santander, la situación de la Confederación Hidrográfica del Norte, el puerto de Santander, la Estación Biológica Marina, la cárcel de la capital, las tarifas ferroviarias, la traída de aguas a Camargo (por lo cual fue nombrado hijo adoptivo del valle de Camargo), la situación de los maestros laicos, los problemas originados por la construcción del Pantano del Ebro, etc. Durante estos años escribió en el diario El Cantábrico una columna de gran seguimiento popular sobre su experiencia en las Cortes.

Durante los años de la Segunda República tuvo un papel destacado en los debates sobre la orientación y línea política del movimiento socialista. En el seno del PSOE se mostró contrario a la participación en gobiernos de coalición con los partidos republicanos, alineándose con las tesis anticolaboracionistas y obreristas de Besteiro, obteniendo su postura buen número de apoyos en el socialismo cántabro. Fue presidente de la Agrupación Local Socialista de Santander, ocupó diversos cargos en la Federación Socialista Montañesa y en 1932 fue elegido vocal por Castilla la Vieja en el Comité Federal del PSOE. En la huelga general revolucionaria de Octubre de 1934 formó parte del Comité Revolucionario Provincial, evitándole su inmunidad parlamentaria ser sometido a juicio al ser rechazado el suplicatorio.

Al conocerse las primeras noticias de la sublevación militar el 18 de julio de 1936 se encontraba en Madrid, apresurándose a partir en tren hacia Santander (cruzando para ello las provincias castellanas en pleno comienzo de la rebelión) por si su presencia fuese útil para asegurar la fidelidad a la democracia en la capital montañesa. Efectivamente, tuvo un destacado protagonismo en la organización de la resistencia a la sublevación militar en Santander y formó parte del Comité de Guerra constituido por el Frente Popular. Posteriormente fue nombrado Comisario de Guerra en la Junta de Defensa de Santander creada en septiembre de 1936. En diciembre de ese mismo año Indalecio Prieto le nombró Comisario General de la Flota Republicana, por lo que se trasladó a Cartagena, donde hubo de hacer frente a la difícil situación de la Armada, consiguiendo restablecer la disciplina.

Al acabar la guerra partió al exilio, refugiándose en un primer momento en Orán, para en octubre de 1942 embarcar rumbo a México a bordo del vapor “Nyassa”. En la capital mexicana logró sobrevivir y sostener a su familia ejerciendo diferentes oficios, además participó activamente en la vida de la colonia cántabra, presidiendo durante años el Círculo Montañés “Sotileza”. También continuó tomando parte en la actividad y los debates del PSOE, siendo uno de los exponentes principales de la corriente “caballerista” y defendiendo las ideas de unidad del partido, unidad obrera y unidad antifranquista, llegando a ser candidato a la Presidencia de la Ejecutiva del PSOE en el Congreso de 1952. Desgraciadamente su avanzada edad le impidió volver a España y presenciar la recuperación de la democracia, falleciendo en la capital mexicana a comienzos de 1977.

Publicó dos libros: La Flota Republicana y la Guerra Civil de España (Memorias de un comisario general) en 1944, y El proletariado militante (Memorias de un provinciano) en 1957. Anteriormente había publicado el folleto ¿Para qué sirve la organización obrera? (1924). Asimismo escribió gran número de artículos y colaboraciones en la prensa, tanto cántabra (El Cantábrico, La Región), como nacional y del exilio (El Socialista, La Armada, Metralla, Tribuna, Cuadernos Socialistas, Adelante, Acción).

Reportaje realizado por el Centro Territorial de RTVE en Cantabria y emitido el día 12 de enero de 2002.

Bibliografía:
  • Alonso, Bruno: ¿Para qué sirve la organización obrera? Santander, Sindicato Metalúrgico Montañés, 1924.
  • Alonso, Bruno: La Flota Republicana y la Guerra Civil de España. Memorias de su Comisario General. México D.F., Impr. Grafos, 1944 (reeditado en Sevilla, Ediciones Espuela de Plata, 2006, con presentación de J. R. Saiz Viadero).
  • Alonso, Bruno: El Proletariado Militante. Memorias de un provinciano. México D.F., Impr. Casa Ramírez, 1957 (reeditado en Santander, Tantín, 1994, con edición y notas de J. R. Saiz Viadero y evocación de Eulalio Ferrer, y posteriormente en edición ampliada por el Ayuntamiento de Camargo y la Fundación Bruno Alonso, Santander 2008).
  • Alonso, Bruno: En las Cortes Constituyentes de la República. Santander, Universidad de Cantabria / Fundación Bruno Alonso, 2005 (edición y estudio preliminar a cargo de J. Sanz Hoya).
  • Gutiérrez Lázaro, Cecilia, y Santoveña Setién, Antonio: U.G.T. en Cantabria (1888-1937). Santander, Universidad de Cantabria, 2000.
  • Martín Nájera, Aurelio: El Grupo Parlamentario Socialista en la Segunda República: estructura y funcionamiento. Madrid, Pablo Iglesias, 2000, 2 vols.
  • Soldevilla Oria, Consuelo: La Cantabria del exilio: una emigración olvidada (1936-1975). Santander, Universidad/ Asamblea Regional de Cantabria, 1998.