Texto de la locución leída en el Homenaje a Eulalio Ferrer

Texto de la locución leída en el Homenaje celebrado en el paraninfo de la Universidad Internacional de Santander, el día 3 de Agosto de 2009.

Señoras y Señores:

Ante todo, en nombre de la Fundación Bruno Alonso, debo felicitar a la Asociación de Mayores Eulalio Ferrer, de Santander, por su iniciativa de organizar este homenaje y la amable invitación cursada para participar en el mismo.

Porque Eulalio Ferrer Rodríguez fue el principal impulsor moral de la Fundación Bruno Alonso, desde antes incluso de su creación.

Heredero del mismo espíritu que después animara a los patronos iniciales de la Fundación Bruno Alonso, Eulalio Ferrer Rodríguez había conocido y tratado con mucha frecuencia y enorme respeto al diputado socialista  cántabro Bruno Alonso, tanto en su etapa santanderina -en la cual actuó durante algún tiempo en calidad de secretario suyo-, como en los dilatados años que ambos pasaron en el exilio mejicano, asistiendo en los momentos finales del anciano político y dirigente obrero y encargándose también de difundir su testamento espiritual y su memoria… porque otra cosa no dejó quien partiera de este mundo tan ligero de equipaje como muchos años atrás lo hiciera el poeta Antonio Machado.

Por su trayectoria, por su vinculación con Bruno Alonso y por su apoyo a la Fundación, Eulalio Ferrer Rodríguez fue nombrado patrono de honor de la misma, contando con su colaboración hasta el final de sus días. Para todos nosotros ha supuesto una gran lección de humanismo haber podido contar con su amistad y con su generosidad. Por ello, la Fundación Bruno Alonso decidió solicitar del Ayuntamiento de Santander el nombramiento de Hijo Predilecto de la Ciudad, considerando que en su persona se reunían las cualidades que deben exigirse a quien es propuesto para el título más preciado que pueda otorgar un municipio.

Fue generoso -y en este acto están presentes diferentes personalidades que pueden y deben atestiguarlo- con las entidades colectivas así como con las personas individuales. En esto se parecía a los antiguos indianos -término que él no aceptaba para sí-, aquellos que regresaban a su tierra y se preciaban de contribuir con su apoyo económico a elevar el nivel cultural y social de las gentes del lugar, con el fin de que las nuevas generaciones no tuvieran que sufrir las penalidades que a ellos les obligaron a la emigración.

Su misma generosidad le llevó a actuar como mecenas -otro término que él rechazaba, entre otras cosas porque entendía que el propio Mecenas había sido excesivamente valorado. De toda su labor quedan repartidas sus obras y aportaciones por Cantabria, por España y por América. Su pensamiento permanecerá plasmado en las decenas de libros publicados y también en el recuerdo de las largas conversaciones mantenidas y las confidencias que de él recibimos sus amigos, con las cuales habría materia suficiente para llenar algunos volúmenes que prolongaran su propia biografía.

Pero, además, y esto nos interesa subrayarlo especialmente, Eulalio Ferrer Rodríguez ha sido y es la figura cántabra más representativa de los centenares de miles de hombres y mujeres a quienes una guerra civil fraticida arrojó en su día fuera de su patria, superando los veinte mil los procedentes como él de Cantabria. Es la voz más representativa pero también quizás la más afortunada, dicho sea esto en el más amplio y enriquecedor sentido de la palabra. Y cuando se homenajea la memoria de Eulalio Ferrer Rodríguez, ha de hacerse extensivo dicho homenaje a su familia, empezando por su propio padre, Eulalio Ferrer Andrés, continuando por la compañera de su vida y también de exilio, Rafaela Bohorques, y por todos los demás miembros de la familia Ferrer. En ellos se encarna el periplo existencial de tantas familias que a un lado y otro del océano que les separaba, vivieron y soñaron pensando en una España en paz, en libertad y en democracia, acogidos en su mayoría en México por la decisión humanitaria y solidaria del presidente Lázaro Cárdenas, de quien el Ayuntamiento de Santander ha dado su nombre a una calle a petición de nuestra Fundación.

Precisamente en estos días se conmemora el setenta aniversario de la salida del puerto de Burdeos del barco “Winnipeg”, fletado por el poeta Pablo Neruda para trasladar a Chile a más de dos millares de exiliados republicanos, entre los cuales se encontraba un importante contingente cántabro.

Desde la Fundación Bruno Alonso trabajamos por hacer siempre vigentes sus postulados y también para mejorar el recuerdo de la personalidad de Eulalio Ferrer Rodríguez y de quienes le acompañaron en su obligada diáspora. Por este motivo, nos hemos dirigido al Ayuntamiento de Santander solicitando que su nombre quede rotulado en una de las calles de nueva creación, petición que queremos ahora hacer extensiva a los representantes de los demás municipios de Cantabria.

Muchas gracias

Ramón Saiz Viadero
Presidente de la Fundación Bruno Alonso

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